“Se escuchaba una risa de una niña, esta podría tener entre 7 o 8 años, se la veía feliz, muy feliz, se encontraba jugando en unos preciosos jardines, con unos cuantos de niños, estos estaban siendo revisados por dos personas de bastante edad, parecían los abuelos de aquella niña de dorados cabellos, de repente la escena cambio, la niña se había convertido en una bella jovencita, la cual estaba vestido con un vestido largo de color blanco con bordados verdes que hacían la forma de una hilandera de hojas de arboles, que al parecer, aunque parecía nuevo era heredado de su abuela, cuando todavía tenia la edad de la joven, esta andaba con paso firme, a lo que parecía un balcón que daba hacia las afueras del castillo, allí le ponían una preciosa corona en forma de diadema color plata, la cual llevaba en el centro lo que parecía una esmeralda, acompañadas por una especia de cadena que caía por largo pelo dorado, entonces la escena volvió a cambiar, algo sacudía a tierra, una especia de terremoto sacudió todo el castilla y la ciudad de alrededor, entonces todo se volvió oscuro...”
Una joven de dorados cabellos se despertó sobresaltada en su cama, esta era toda lujosa y bastante cómoda, pero la chica en vez de quedarse echada se levanto rápidamente y se dirigió a lo que parecía el balcón de la habitación, entonces la joven abrió las ventanas y respiro profundamente, el cálido sol de la mañana alumbraba la estancia, la chica seguía agitada pero mas calmada, se dirigió al tocador que estaba enfrente de su cama y de allí cogió una foto en la que aparecían dos personas mayores y una niña pequeña, se sentó en la silla que había frente al tocador y abrazo la foto, la verdad es que desde que ocurrió aquel terremoto, en ambiente del castillo y de la ciudad lo único que se notaba era incertidumbre y miedo, ya que nadie se atrevía a salir a las afueras de la ciudad, la verdad es que no era para menos ya que todo lo que antes se encontraba alrededor de la ciudad ya no estaba, la chica estaba bastante confundida...